Ken Stein revisado en diciembre de 2022.
1946 — “Los árabes [palestinos] están divididos políticamente debido, principalmente, a las disputas personales entre sus líderes. Estos conflictos se centran en las diferencias entre la familia Husseini y sus rivales. A nivel social, se encuentran divididos por la brecha que separa a la pequeña clase alta de la masa de campesinos– una grieta que la nueva intelectualidad aún no es lo suficientemente fuerte para poder superar. Por lo tanto, los palestinos no han desarrollado una democracia interna similar a la que lograron los judíos. Que estas divisiones no hayan sido superadas es en parte el resultado de un nacionalismo consciente menos pronunciado que el que uno encuentra hoy en día entre los judíos. Pero es también el resultado de un problema de responsabilidad política. Los líderes árabes, rechazando lo que consideran un estado palestino con un estatus subordinado y viéndose a sí mismos como los herederos naturales del mandato británico, se rehúsan a desarrollar una comunidad árabe autónoma paralela a la de los judíos. Ni siquiera, hasta hoy en día, se han preparado para ver su posición cuestionada por formas democráticas tales como elecciones para el Alto Comité Árabe, o por la formación de partidos políticos con base popular. A pesar de que la nueva intelligentsia reconoce este problema, es poco probable que logre ejercer alguna influencia hasta que no sea respaldada por una clase media más numerosa. “Citado en” judíos, árabes y gobierno”, Capítulo VIII, del Informe del Anglo-American Commission of Inquiry, Lausana, abril de 1946, p. 36.
2-A partir de la década de 1940… “décadas de cambio social contribuyeron claramente al colapso y la fuga masiva [de la comunidad palestina] en los meses de 1948, es decir, a una rápida y caótica descomposición y desintegración de la organización y el liderazgo político y social de aldeas y ciudades. En el contexto de una autoridad nacional palestina ausente, una temprana fuga de miles de miembros de las clases media y alta, y un gobierno colonial que se retiraba rápidamente del país, no quedaba ya un organismo capaz de coordinar y organizar la resistencia y mantener los servicios públicos básicos que pudieran evitar el desmoronamiento de las instituciones y la autoridad comunales.” Dr. Issa Khalaf, “The Effect of Socioeconomic Change on Arab Societal Collapse in Mandate Palestine,” International Journal of Middle East Studies, vol. 29, No. 1 (February 1997), pp. 93-112.
3. 1949 – “En la primera fase, la principal razón de nuestra debilidad [árabe palestina] fue que, aunque no nos tomaron por sorpresa, no estábamos preparados. Los judíos, por su parte, estaban completamente preparados. Nosotros actuamos siguiendo las pautas de las revoluciones anteriores, mientras los judíos avanzaban en dirección a una guerra total. Nosotros trabajábamos sobre una base local, sin unidad, sin totalidad, y sin un comando general. Nuestras defensas estaban desarticuladas y actuábamos sin organización alguna. Cada pueblo luchaba por sí mismo y solamente aquellos que se encontraban en zonas adyacentes a las poblaciones judías entraron en batalla. Por el contrario, los judíos llevaron a cabo la guerra con una organización y un comando unificados y movilizando a toda su gente. Nuestras armas eran rudimentarias y deficientes. Las armas de los judíos eran excelentes y poderosas. Era obvio que nuestros objetivos en la batalla eran diversos mientras el objetivo de los judíos era únicamente ganar la guerra. Estas mismas fallas se volvieron a repetir en la segunda fase de la guerra, o sea cuando los ejércitos árabes intervinieron. En esta fase hubo desunión, falta de mando unificado, improvisación, planeamiento diverso y descoordinado, y, sobre todo, hubo dejadez y falta de seriedad para ganar la guerra. Así como fallamos en el ámbito militar, fallamos también en la arena política. Nuestras acciones fueron improvisadas, nuestra gestión fue una cadena de enormes errores: no teníamos objetivos concretos ni una política claramente establecida. El resultado natural de todo esto fue el desastre y la pérdida de Palestina.”
Musa Alami, “The Lesson of Palestine,” Middle East Journal, October 1949, Vol 3, No. 4, pp. 373-405.
4. Nota para el lector: el profesor Rashid Khalid es el autor de los párrafos 3 y 4 aquí publicados por separado. El primero se publicó en 1997, el segundo en 2001. Sus contenidos son muy similares y, sin embargo, son lo suficientemente distintos como para incluirlos. Como autor, fue decisión de Khalidi parafrasearse a sí mismo. Las fuentes de publicación de ambos artículos revelan sus sinceras evaluaciones de las razones por las cuales los palestinos perdieron la guerra de 1947-1949 contra Israel.
“Así, la nakba, la “catástrofe” de 1947-49 fue el resultado y la conclusión de una serie de fracasos y derrotas. Los palestinos tenían un liderazgo dividido y recursos financieros muy limitados; carecían de fuerzas militares centralmente organizadas y no contaban con aliados confiables. A su vez, enfrentaban a un movimiento sionista y una sociedad judía en Palestina que, aunque pequeña en número, tenía instituciones centralizadas, estaba políticamente unificada, bien dirigida y muy motivada. Más aun, a falta de motivos que ayudaran a impulsar aún más la determinación [del pueblo judío]para consumar los objetivos del sionismo, los horrores del Holocausto se acababan de revelar. Como hemos visto, los líderes sionistas habían logrado desde hacía mucho tiempo la contigüidad territorial a través de la adquisición de tierras y establecimiento de asentamientos que les otorgaban dominio en forma de ”N ” sobre el territorio. Así, la población judía se asentó en la zona de la costa, en el valle de Jezreel, y en la Galilea oriental (dedo de la Galilea). Los Sionistas también se beneficiaron del respaldo internacional -tanto de los Estados Unidos como de la Unión Soviética. Ambos apoyaron la partición de Palestina y reconocieron inmediatamente el nuevo estado de Israel. Finalmente, el liderazgo judío logró entenderse con el principal actor del poder militar árabe, Jordania, cuyo líder aspiraba a controlar los territorios de Palestina que no habían sido absorbidos por Israel, y que también comandaba las fuerzas iraquíes enviadas a Palestina en 1948.
En vista de esta crónica de fracasos, casi ininterrumpida, por parte de los palestinos, tal vez era comprensible que sus enemigos asumieran que su retórica había sido correcta y que, de hecho, los palestinos realmente no existían. Además, se puede fácilmente entender porque, a pesar de la disparidad en número a favor de los palestinos, una economía más fuerte (en 1948, la economía judía de Palestina era superior a la árabe), un mejor poder de fuego, una organización superior y un considerable apoyo por parte de las grandes potencias de la época, permitió al nuevo estado de Israel triunfar sobre la población palestina de 1,4 millones de habitantes pobremente dirigida, mayormente rural y analfabeta.
“Professor Rashid Khalidi, Palestinian Identity: The Construction of Modern National Consciousness, Columbia University Press, 1997, pp. 190-191.”
5. “Así, la catástrofe palestina de 1947-49 estaba anunciada dada una serie de fracasos anteriores. Los palestinos entraron en la guerra luego de que se hubiera aprobado la resolución de la ONU que decidió la partición de Palestina. Contaban con un liderazgo profundamente dividido, finanzas excesivamente limitadas, fuerzas militares y organismos administrativos no centralizados, y ningún aliado confiable. Se enfrentaron a una sociedad judía en Palestina que, aunque pequeña en relación con la suya, estaba políticamente unificada, tenía instituciones paraestatales centralizadas y estaba bien dirigida y muy motivada. Los horrores del Holocausto acababan de ser revelados, si es que se necesitaba un impulso adicional a la determinación de los sionistas de consumar sus objetivos. Estos ya habían logrado la contigüidad territorial a través de la adquisición de tierras y el establecimiento de asentamientos en forma de ‘N’, expandiéndose hacia el norte por la zona costera que se extendía de Tel Aviv a Haifa, hacia el sureste por el Marj Ibn ‘Amir (Valle de Jezreel) y hacia el norte nuevamente en el llamado dedo de la Galilea en el este de esta región. Este era el núcleo estratégico del nuevo estado que sirvió como trampolín para su expansión. El resultado del conflicto palestino-israelí de 1947-48 fue, por lo tanto, un suceso inevitable. Los palestinos eran más numerosos, pero evidentemente el Yishuv contaba con ventajas más importantes. Disponían de una economía más grande y diversa, mejores recursos financieros, más alto poder de fuego, una organización superior y un apoyo considerable de los Estados Unidos y la Unión Soviética. Todos estos factores permitieron que el naciente Estado de Israel triunfara sobre la población palestina de 1,4 millones de habitantes, pobremente armada y mayormente rural y analfabeta.”
Professor Rashid Khalidi, “The Palestinians and 1948: the underlying causes of failure,” in The War for Palestine: Rewriting the History of 1948, eds. Eugene L. Rogan and Avi Shlaim, Cambridge University Press, 2001, p. 30.
6. Un destacado comentarista palestino argumentó que la terquedad palestina les costó cara a los palestinos: “el rechazo de la decisión de partición en 1947 convirtió a más de la mitad del pueblo palestino en refugiados y nos privó de la soberanía palestina sobre nuestras tierras en Cisjordania y la Franja de Gaza… El rechazo de las Resoluciones 242 y 338 obstruyó la oportunidad de su implementación cuando el mundo disfrutaba de algún tipo de equilibrio de poder con la existencia del campo soviético… ¿Cómo surgió la partición de las fronteras, según la cual el pueblo palestino obtendría el 48 por ciento de su tierra histórica? ¿se convierten en fronteras de tregua en 1949 cuando éstas no exceden el 22 por ciento de la tierra histórica de Palestina? ¿Y cómo se convirtió Cisjordania en un trozo de queso suizo cortado por los asentamientos en todas partes? ¿Y cómo, en Jerusalén, nos convertimos en una minoría de la que Israel busca deshacerse? El tiempo, mis hermanos en HAMAS, no juega a nuestro favor [los palestinos]”. Muhammad Yaghi, “Los peligros de la política de Hamás “Al-Ayyam, 13 de marzo de 2006.
7. Don Peretz, “Palestinian Social Stratification – the Political Implications”, en Gabriel Ben-Dor (ed.) The Palestinas and the Middle East Conflict, Turtledove Press, 1979, págs. 403-427. Peretz escribió uno de varios libros importantes sobre los refugiados palestinos. Este artículo es un resumen de los hallazgos que publicó en otros lugares, incluido Palestinas, refugiados, el proceso de paz en Oriente Medio, 1993.
Esta evaluación de Peretz es objetiva, detallada y presentada sin prejuicios ni polémicas -kws 12.2022 (Todo el crédito por estos hallazgos y evaluaciones pertenece al autor, Don Peretz)
pág. 404 “A menudo se percibe a los palestinos como un grupo cohesivo o monolítico, con una identidad distintiva cuyas características cómicas han creado un fuerte sentimiento nacional. Si bien muchas de sus experiencias mutuas durante el último medio siglo han ayudado a forjar ciertas reacciones y percepciones comunes, entre los palestinos persisten importantes diferencias sociales y de clase. En tiempos de tensión o tensión política, como la revuelta árabe de 1936-139, o en el período posterior a la guerra de 1967, existe una tendencia a pasar por alto estas diferencias. Para algunos observadores, la comunidad parecía galvanizada en una acción política más o menos unificada”.
* * *
“Antes de la huida palestina de 1947-1948, la sociedad árabe palestina no era monolítica. Estaba estratificado vertical y horizontalmente. Dentro de cada segmento estratificado de la sociedad, había al mismo tiempo subfragmentos y cruces. La sociedad se caracterizaba por fuertes diferencias regionales que distinguían a los norteños de los sureños, a los habitantes de las colinas de los llanos, a los nómadas de la población sedentaria, a los urbanitas de los aldeanos y a los cristianos de los musulmanes. Estas diferencias en la estratificación tuvieron importancia tanto económica, social como política. Aunque la sociedad palestina fue desgarrada por la guerra árabe-israelí de 1947-1948, muchos elementos de estratificación que caracterizaron a la sociedad durante el Mandato Británico han continuado en el cuarto de siglo de la diáspora”.
“Según las autoridades del Mandato Británico, la estructura de la sociedad árabe era casi feudal. La aristocracia de los terratenientes musulmanes que habían servido a las autoridades otomanas era la efendi o clase gobernante que dominaba la sociedad árabe. Muchos eran ricos y bien educados y habían adquirido, a través de muchos contactos europeos, una sofisticación occidental. Pero su cohesión como clase políticamente eficaz se vio obstaculizada por las rivalidades tradicionales entre las familias principales, siendo las dos más influyentes los Husaini y los Nashashibi. Miembros de estas y otras familias de notables musulmanes habían asumido el liderazgo durante la época otomana. Bajo el Mandato continuaron controlando la vida religiosa, política y social organizada de la comunidad árabe”.
“El movimiento de familias notables hacia las ciudades se inició a finales del siglo XIX y se intensificó en el proceso de rápida urbanización durante el mandato. Muchos líderes familiares importantes continúan ejerciendo autoridad y control sobre las aldeas de las que procedían, desde sus nuevas bases urbanas. Así, el liderazgo se caracteriza por la dominación de las familias notables que se urbanizaron, pero las diferencias regionales que habían estado marcadas por rivalidades entre familias a nivel de aldea continuaron. A medida que las rivalidades políticas entre las dos familias principales, los Hussaini y Nashashibi, se intensificaron y cada uno de los grupos de dos familias adquirió cada vez más fuerza, llegaron a dominar la escena política, aunque los Nashashibi fueron eclipsados por Hussaini, mucho más poderosos, que aumentaron considerablemente su influencia en virtud del control sobre el Consejo Supremo musulmán. Las familias menores y sus aldeas o afiliados regionales avanzan hacia la identificación con uno u otro de los dos grandes. A lo largo de la era del mandato, la clase alta estuvo segmentada horizontalmente en subgrupos regionales, entre los cuales las tensiones eran a menudo mayores que las que existían entre clases o facciones religiosas”.
“A menudo las diferencias regionales eran tensiones entre ciudades y pueblos que se expresaban en la identificación con una de las principales familias políticas. Su oposición a la dominación de Husseini, centrada en Jerusalén, se desarrolla en Hebrón, Gaza y el norte. Hubo casos en los que los movimientos de aldeas se desvincularon activamente del mismo movimiento antisionista debido a las tensiones tradicionales entre aldeas y ciudades. Esta amargura se hizo evidente durante 1920, cuando se afirmó que las asociaciones políticas urbanas no tenían vínculos fuera de las ciudades y que citamos: En nombre de los pueblos nos oponemos a todas las actividades corruptas que obstaculizan la seguridad de la comunidad, Cita de la ONU, aunque había un apoyo general en todo el país a la rebelión árabe de 1936-1939 contra Gran Bretaña entró en escena, las disputas y los enfrentamientos causaron más víctimas dentro de la comunidad árabe que entre los británicos y los judíos”.
“Los siguientes en influencia después de los grandes terratenientes eran la clase media de profesionales y empresarios urbanos. Controlaban las pocas industrias pequeñas, como las fábricas de jabón de Naplusa. Algunos poseían huertos frutales en las llanuras. Otros dirigían los periódicos locales, generalmente cooperaban con una u otra de las familias musulmanas notables, frecuentemente cuando adquirían riquezas y compraban tierras, se fusionaban mediante matrimonios mixtos y nuevas alianzas familiares con la nobleza. Y los hijos de la nobleza terrateniente comenzaron a finales del siglo pasado, a dedicarse a las profesiones y al comercio urbanos. Varios profesionales de clase media, médicos, abogados, editores, educadores y empleados gubernamentales eran cristianos. La distancia social tradicional entre musulmanes y cristianos realmente disminuyó como resultado de la oposición común a los dos principales enemigos de los árabes palestinos: los gobernantes británicos y el grupo de poder sionista, lo que llevó a una identificación mutua en asociaciones políticas dominadas por las familias musulmanas notables”.
“La gran mayoría de los palestinos eran campesinos o felahin, algunos propietarios de pequeñas granjas, pero la mayoría de los inquilinos son mano de obra contratada en propiedades de la nobleza. En el nivel social más bajo, los beduinos nómadas del desierto siguen siendo en gran parte pastores, aunque muchos se dedican a la agricultura de secano primitiva. En 1922 se estimaba que eran unos 100.000.
A lo largo de la era obligatoria, entre 2/3 y ¾ de la población árabe musulmana eran campesinos rurales dedicados a la agricultura, en comparación con las 3/4 de la población árabe cristiana que era urbana. La característica sobresaliente de la clase, según la Comisión Real Británica de 1936 y la Comisión de Investigación Angloamericana de 1946, era su pobreza. La desnudez del suelo, los métodos agrícolas anticuados, un sistema de tenencia de la tierra obsoleto, los mercados limitados y una tasa de crecimiento demográfico cada vez mayor conspiraron para empobrecer a los fellah.
En 1930, el Informe Johnson-Crosbie (investigación del gobierno palestino) estimó que el 30% de las familias rurales carecían de tierra y que más de un tercio de los campesinos árabes tenían menos de una cantidad mínima de tierra para la subsistencia.
Los terratenientes y comerciantes acomodados acumularon riqueza, y un gran número de pequeños agricultores y campesinos sin tierra fueron atraídos a las ciudades en busca de empleos escasos en el proceso de urbanización resultante. La población de las ciudades árabes aumentó un 85% entre 1931 y 1944, período en el que la población rural aumentó sólo un 40%. Muchos de los desempleados, el proletariado urbano y aquellos que se encontraban en la parte inferior de la escala salarial avivaron el interés urbano y la agitación política de esta época.”
pág. 407 “La sociedad palestina se benefició de una mejor atención sanitaria durante el período de la obligatoriedad. La población árabe casi se duplicó entre 1920 y 1940. A pesar de muchos reveses económicos, el ingreso per cápita árabe palestino en comparación con el resto del mundo árabe alcanzó el nivel más alto. El mayor beneficio del desarrollo económico de Palestina recayó en la nueva clase media; industriales creados durante la era de prosperidad. La abrumadora mayoría, los pequeños agricultores, los campesinos sin tierra y los beduinos y el proletariado urbano se beneficiaron poco”.
“Debe enfatizarse que en la década de 1940 la economía palestina y la población de la era palestina estaban experimentando un enorme deterioro. Las tierras que fueron vendidas por terratenientes individuales pueden haber vivido en Siria y el Líbano, pero también palestinos que vendieron sus propiedades, no sólo a judíos sino a comunidades locales árabes. Aunque aproximadamente un tercio de los agricultores siguen sin tierras, la propiedad de la tierra recaía principalmente en pequeños propietarios que vivían en sus aldeas. En muchos casos, la tierra era propiedad común de los aldeanos y se rotaba anualmente de un agricultor a otro, una práctica que tendía a alterar el patrón de cultivo y disminuir la productividad”.
“Al comienzo del mandato, la mortalidad infantil era muy alta y parece que los árabes palestinos y naturalmente se precipitaron durante el mandato, las tasas entre los musulmanes disminuyeron del 39% alrededor de 412 por mil a 251.000, fue mayor que en las zonas urbanas en las áreas controladas. Pero, la realidad es que la población palestina estaba aumentando en un momento en que su economía estaba bajo presión y coacción”.
pág. 409 “ Dada la segmentación de Palestina en una clase gobernante británica, el Yishuv judío y una sociedad árabe organizada de manera bastante amorfa, o un grupo de comunidades, cada una de las mencionadas anteriormente era relativamente autónoma y aislada en sus aspectos culturales, educativos, sociales y al separar la vida económica de los otros dos, no fue difícil para los dirigentes árabes crear la ilusión de una comunidad nacional, galvanizar su oposición al dominio británico y a la amenaza de invasión sionista. Un número cada vez mayor de estudios que se ocupan de la comunidad árabe palestina durante el Mandato y, de hecho, del desempeño de esa comunidad durante la crisis de 1947-1948, corroboran la fragmentación, la debilidad interna y el grado en que la unidad política nacional era todavía un espejismo. Aunque la Palestina árabe estaba en transición de una sociedad tradicional a una sociedad modernizada, la ilusión de unidad política era prematura. pág. 409
Cómo y por qué huyen los palestinos: adónde van y cómo cambiarán sociológicamente en los próximos 20 años.
págs. 409-410
“El patrón de estratificación vertical y horizontal entre los árabes palestinos durante el mandato fue un factor institucional importante en la desintegración de la comunidad durante la guerra árabe-israelí de 1948. Si bien atrocidades como las de Dir Yasin sembraron miedo y pánico en la Palestina árabe, el colapso de las instituciones comunales probablemente causó más trastornos que llevaron al éxodo de alrededor del 80% de los árabes que vivían en territorio controlado por Israel. El patrón de huida también reflejó la estratificación social de la comunidad. Una gran parte de los influyentes dirigentes políticos árabes, especialmente aquellos activos en los grupos dominantes de Hussaini, habían abandonado el país antes de que comenzara la Guerra Civil entre judíos y árabes. Algunos habían sido expulsados por los británicos y se les prohibió regresar desde la década de 1930. A partir de un pequeño susto a finales de 1947 y principios de 1948, se estima que 30.000 árabes, en su mayoría de familias acomodadas y de clase media, en tiempos de inestabilidad social, tensión o agitación; no era raro que las familias de clase media buscaran refugio con familiares o amigos en zonas vecinas.”
pág. 411 – “A medida que la Guerra Civil [en Palestina a finales de la década de 1940] cobró impulso, muchas comunidades árabes en Palestina quedaron privadas de liderazgo. Cuando los británicos retiraron precipitadamente su administración y servicios del país, las más afectadas fueron las comunidades árabes. La mayoría de las funciones de gobierno en las zonas árabes estaban bajo control británico y, cuando se retiraron, quedó un vacío comunal. No existía ningún organismo árabe organizado para reemplazar los servicios del gobierno esenciales para la estabilidad comunal. Con la desaparición de funciones gubernamentales necesarias para mantener la ley, el orden y el bienestar, como el agua, la electricidad, los correos, la policía, la educación, la salud y el saneamiento, la moral árabe también se desplomó.”
“La comunidad árabe se convirtió en presa fácil de rumores e historias exageradas de atrocidades. La histeria alimentó el creciente número de victorias militares judías y la extensión del control judío sobre un gran número de ciudades y pueblos árabes. Las fisuras verticales y horizontales de la sociedad se ampliaron y las diferencias comunitarias entre clases, regiones y sectas impidieron cualquier acción unificada. No había una voz árabe autorizada que inspirara confianza entre las masas, o que frenara su huida, que cobró impulso hasta llevarse a la mayor parte de la comunidad árabe palestina en las zonas judías ocupadas”.
“Después de la primera guerra de Palestina en 1947-1948, la población árabe del país se dividió en cuatro grupos principales. Menos de la mitad permanecieron en sus hogares originales.
“Si antes de la guerra había poca unidad de cohesión política, ahora la hay aún menos. Los palestinos estaban tremendamente dispersos bajo diversas instituciones nacionales. Las tensiones eran grandes entre refugiados y no refugiados, incluso entre los no refugiados que eran palestinos. La culpa de las derrotas militares, los fracasos políticos, los trastornos sociales y la dislocación económica se pasó libremente de un grupo a otro. La dirección anterior, tal como era, estaba ampliamente desacreditada. Tanto las comunidades palestinas de refugiados como las de no refugiados estaban en desorden, entrando en un período de dos décadas de represión política y de fragmentación social aún mayor, como el que existía en la Palestina de antes de la guerra”.
“Una generación después de la huida palestina, las estimaciones de la población de la era palestina indicaban que su número se había más que duplicado hasta superar los 3.000.000 almas. En 1975, alrededor de la mitad de los 3.000.000 de palestinos dispersos por todo Oriente Medio estaban registrados como refugiados en la UNWRA (Agencia de Obras Públicas y Ayuda de las Naciones Unidas).”
“El cambio más destacado entre los refugiados ha sido su descampesinización. Se utiliza este término, más que proletarización o urbanización, porque el proceso fue negativo; uno en el que los refugiados perdieron sus habilidades y capacidades como agricultores o campesinos, pero no se integraron en los centros urbanos adyacentes a sus campamentos, ni adquirieron nuevas habilidades ocupacionales no agrícolas; hubo un alejamiento importante de la agricultura”.
“La descampesinización de los palestinos refugiados y no refugiados tiene implicaciones tanto positivas como negativas para el futuro. Por un lado, antes de 1948 los palestinos estaban entre los agricultores más cualificados y productivos del mundo árabe. A pesar de la pobreza generalizada, la baja productividad y los métodos agrícolas atrasados según los estándares europeos, los palestinos eran, junto a los egipcios, los mejores agricultores entre los árabes. Dentro de las limitaciones de las habilidades, el espacio cultural árabe en Palestina había alcanzado un punto de saturación al final del mandato, según muchas estimaciones. No se consideró que la expansión agrícola fuera la respuesta al futuro desarrollo económico de Palestina. Ciertamente, una Palestina árabe reconstituida en Cisjordania podría sobrevivir con la agricultura como industria principal. Una gran proporción de palestinos se encuentra ahora en campos de refugiados en Cisjordania y Gaza, y la mayoría de los que podrían regresar a una nueva Palestina tendrían que buscar otro empleo”.
“Si bien muchos palestinos han prosperado en los países árabes desde 1948, en una variedad de profesiones, negocios y empresas económicas, la estructura social todavía se parece a una pirámide invertida. En la base hay refugiados que viven en campos. Han vivido una generación en incertidumbre política, dislocación económica e inestabilidad social. Bueno, descampesinizados, son básicamente un proletariado no calificado dislocado”.
“Muchos de los 63 campos entre paréntesis (53 establecen 10 de emergencia) son parte de centros urbanos o están adyacentes a ellos, por lo que la mayoría de los habitantes de los campos de refugiados, y una proporción sustancial de los refugiados que no están en los campos, han sido semiurbanizados en la parte inferior de la escala social. Pocos tienen empleo permanente, aunque la mayoría de las familias han podido complementar su asistencia de la UNRWA con ingresos de trabajos temporales mal remunerados y remesas de miembros varones de la familia que encontraron oportunidades en el extranjero, en lugares como Libia, Kuwait y otros estados del golfo. Desde 1967, ha aumentado el número de árabes empleados en Israel, una gran proporción de los cuales son de Gaza en Cisjordania. Un economista israelí estima que los árabes (aproximadamente la mitad israelíes y la otra mitad de las zonas ocupadas) proporcionan casi una cuarta parte de la mano de obra en las “industrias productivas” de Israel. pág. 412.
Ken Stein, diciembre de 2022