Reevaluanado a Sadat, Begin y Carter
Anwar Sadat, Menachem Begin, y Jimmy Carter en la ceremonia de firma de los Acuerdos de Camp David en la Casa Blanca, el 17 de Setiembre de 1978.

Ken Stein

Los Acuerdos de Camp David de 1978 y el Tratado de paz egipcio-israelí de 1979 son hitos en la historia de Israel, Egipto y Oriente Medio. Cómo recordamos estos eventos y cómo estos son transmitidos por generaciones posteriores depende de quién escribe la historia y qué fuentes fueron utilizadas.

¿Qué sucede cuando nos damos cuenta de que las premisas a partir de las cuales se nos ha contado o hemos aprendido la historia (por ejemplo, a través de materiales de archivo, memorias personales y entrevistas con participantes clave) difieren de información que hemos recibido posteriormente?

Los historiadores y académicos coinciden en que ni los Acuerdos de Camp David ni el tratado de paz que se firmó meses después hubieran sido posibles si el presidente egipcio Anwar Sadat no se hubiera alineado con la política norteamericana y no hubiera presionado hábilmente para que el Sinaí retornara soberanía egipcia.

Afortunadamente, Sadat se encontró con que los primeros ministros israelíes Yitzhak Rabin y Menachem Begin estaban dispuestos a aceptar sus aperturas. Ambos comprendieron la importancia estratégica que tenía para Israel la posibilidad de eliminar la participación militar de Egipto dado que Israel vivía cercado por un mundo árabe hostil.

Sadat fue claramente el motor que impulsó la mediación estadounidense. En enero de 1974, luego de alistar al Secretario de Estado Henry Kissinger para negociar con Israel un acuerdo de separación de fuerzas, Sadat le dijo a su jefe de gabinete: “Estamos planeando la paz con EE UU, no con Israel “.

En 1991, el ex presidente Jimmy Carter mencionó en una entrevista que en 1977 Sadat dijo: “De ser necesario, haré las paces con ellos (los israelíes) también”.

Miembros de la delegación israelí que se reunieron con el Presidente egipcio Anwar Sadat en Camp David en Setiembre de 1978 incluyeron a Aharon Barak, Eli Rubenstein, Menachem Begin, Yahuel Kadishai y Ezer Weizman

Carter tuvo esto en cuenta cuando invitó a Sadat y a Begin a reunirse con él en Camp David en septiembre de 1978. Durante aquellas negociaciones, Sadat le dio a Carter, ya ansiosamente predispuesto a aceptar las posiciones políticas de Egipto, el mandato de negociar en nombre de Egipto frente a Israel. Este encuentro se sumó a la ya fría relación que existía entre Begin y Carter.

Observé esta tensión de primera mano cuando Begin trató a Carter con una actitud distante durante nuestra visita a Israel en 1983 y además se negó a ver a Carter durante otra visita a Israel que el expresidente y yo hicimos en 1987.

 Desde el momento en que asumió el cargo, la administración Carter se propuso lograr una paz integral en Medio Oriente entre Israel y todos sus vecinos (incluidos los palestinos). Luego de varios intentos, los asesores de Carter no pudieron persuadir a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) para que aceptara públicamente la legitimidad de Israel. La administración tampoco pudo persuadir a funcionarios jordanos, libaneses o sirios para que participaran en una conferencia de paz en Oriente Medio.

La impaciencia de Sadat con sus pares árabes, combinada con los genuinos pero torpes esfuerzos de Carter para convocar una conferencia regional, llevaron a Sadat a visitar Israel en noviembre de 1977 con el objeto de romper el impase en el cual se encontraba la negociación. 

A principios de ese año, al conocerse que Begin había sido elegido primer ministro, Sadat no pareció del todo decepcionado. Calculó que la ideología de Begin era tal que quizá estaría más interesado en negociar la devolución del Sinaí a Egipto a cambio de un acuerdo de paz que en negociar algo que implicara una concesión más radical como lo hubiera sido la autodeterminación palestina, Jerusalén o un estado palestino.

En una reunión que mantuvo con Carter en octubre de 1977, el ministro de Asuntos Exteriores de Begin, Moshe Dayan, había ya dejado en claro que esas tres líneas rojas eran irrevocables (El 6 de septiembre de 1978, durante el segundo día ihttps://israeled.org/timeline/conversation-between-us-president-jimmy-carter-and-israeli-foreign-minister-moshe-dayan-in-the-billiard-room-at-camp-david/). De las negociaciones de Camp David, Sadat le dijo al ministro de Defensa israelí Ezer Weizman: “Me veo con todo el derecho a firmar un acuerdo por separado con ustedes, especialmente después de las observaciones maliciosas que hicieron varios líderes árabes sobre mi persona”.

No todo eran duras palabras y relaciones tensas entre el presidente Jimmy Carter y el primer ministro Menachem,como se puede notar en esta foto tomada en la residencia del Primer Ministro en Jeruslaem en marzo de 1979. Pero nueva documentación indica que la administracioón Carter desde el vamos intentó reducir la influencia de Israel en Washington (foto tomada por Yaacov Sa’ar, Oficina de Prensa del Gobierno de Israel)

Pese a su dedicación y su incansable esfuerzo, la administración Carter no logró obtener más que una promesa de autonomía para los palestinos que se les otorgaría luego de un período de transición de cinco años, seguido de la retirada de las administraciones militares y civiles de Israel una vez que se eligiera una autoridad palestina por los propios residentes palestinos locales.

En marzo de 1979, se firmó el tratado egipcio-israelí en el césped de la Casa Blanca. Ninguna autoridad de autogobierno palestino fue elegida hasta después de la firma de los Acuerdos de Oslo de 1993.

Trabajé durante 10 anos en la investigación y redacción de mi libro Heroic Diplomacy: Sadat, Kissinger, Carter, Begin and the Quest for Arab-Israeli Peace”, que fue publicado en 1999. En el transcurso de mi investigación, entrevisté a aproximadamente 70 burócratas y diplomáticos, accedí a informes con la Ley de Libertad de Información, extraje las memorias de cada uno de los participantes y participé en varios grupos de estudio centrados en las técnicas de negociación árabe-israelí. 

En aquel momento pensé que tenía la versión correcta de la historia. Creí que Begin y Sadat buscaron la ayuda de los Estados Unidos para forjar acuerdos entre ellos y llegué a la conclusión de que la grieta en la relación israelí-estadounidense evolucionó principalmente como consecuencia del tema de los asentamientos.

Con acceso a nuevos documentos encontrados en la Biblioteca Presidencial Carter, en los Archivos del Estado de Israel y documentos históricos recientemente publicados por la organización Foreign Relations of the United States (FRUS), llegué a la conclusión de que las publicaciones de Carter y las de Zbigniew Brzezinski, su asesor de seguridad nacional, quizás presentaron a Begin en términos mucho más sombríos de lo que la realidad justificaba.

Begin fue un negociador astuto y meticuloso. Sus posiciones sobre Judea, Samaria Jerusalén y su rechazo a un estado palestino fueron firmes. Pero Begin no fue de ninguna manera el obstáculo implacable e intransigente que Carter y Brzezinski describieron. Begin siempre mantuvo su preocupación por opciones políticas que podrían no ser aceptadas por la Knéset (parlamento israelí).  En Camp David, Begin le transmitió a Carter que necesitaba apoyo parlamentario para poder tomar decisiones políticas importantes.

Ahora se evidencia que la distancia entre la administración Carter e Israel no tuvo origen en la elección de Begin en 1977 como Primer Ministro o en los asentamientos.

 Los materiales recién publicados muestran que, desde sus inicios, la administración Carter intentó frenar la influencia israelí en Washington, buscando más balance con otros estados árabes y una patria palestina que eventualmente evolucionaría hacia la formación de un estado palestino.

Estos nuevos documentos indican que Begin, Dayan y Weizman cedieron en negociaciones solo lo suficiente para que Sadat considerara y aceptara una paz separada con Israel. 

Estas revelaciones tienen profundas implicaciones para mí, tanto en lo personal como en lo profesional. Mi libro Heroic Diplomacy necesitará algo más que un arreglo cosmético. Lo que se requiere es una revisión del mismo de manera de ofrecer una mirada más profunda a la diplomacia de aquel entonces.

Cuando compartí mi posición como profesor en la Universidad de Emory con otra de índole administrativa en el Centro Carter en 1981, desconocía las raíces de las opiniones y creencias negativas de la administración Carter hacia Israel. Fui aprendiendo más durante el siguiente cuarto de siglo, proceso que culminó en mi alejamiento del Centro en el año 2006 y mi ruptura pública con Jimmy Carter.