El reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel por parte de Trump tiene mérito y no daño.
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Así odie o adore al presidente Trump, no deje que eso lo ciegue del significado de las palabras que él pronuncia, o de sus mensajes por Twitter. Independientemente de las emociones o fuertes tendencias políticas que usted tenga, las palabras de Trump son decisivamente importantes, él es el presidente de los Estados Unidos.

Coincidiendo plenamente con el escepticismo genuino hacia sus comentarios sobre cuestiones de política externa e interna, su proclamación el día 6 de diciembre de “reconocer oficialmente a Jerusalén como capital de Israel” no estuvo libre de una ráfaga de críticas. La mayoría de los escritores de opinión, blogueros, diplomáticos, analistas de los medios de comunicaciones, Jefes de Estado, varias organizaciones internacionales (la ONU, la Unión Europea, etc.) y hasta el Papa, disputaron vigorosamente la sabia decisión de los EE.UU. de tomar una posición demostrativa sobre Jerusalén. Un grupo de profesores americanos judíos y elementos dentro de la comunidad judía americana rotundamente criticaron las declaraciones. Algunas de las críticas hacia la declaración de Jerusalén eran y siguen siendo una combinación de ser antiisraelí, anti- Netanyahu o anti-Trump. Siete de los nueve ex embajadores estadounidenses en Israel se opusieron al traslado de la embajada americana a Jerusalén. Existía el temor de que se produjera una violencia prolongada. ¿Pasará?

Solamente pocos escritores, entre ellos Caroline Glick del Jerusalem Post, Bret Stephens de los NY Times, escritores israelíes del Y-Net, y grupos de reflexión israelíes apoyaron de todo corazón las declaraciones de Trump.

A mi parecer, los comentarios de Trump no fueron una declaración azarosa enviada electrónicamente a las cinco de la mañana; ni fueron pronunciadas con ironía o sarcasmo como parte de una respuesta improvisada hacia una pregunta de conferencia de prensa en una reunión pública o municipal.

¿Cuáles fueron las críticas de esta declaración? y ¿Porque tiene mérito? ¿Qué no dijo, prometió, clarificó, o imposibilitó?

Una de las grandes críticas es que su declaración fue unilateral. Se argumentó que el presidente no recibió nada a cambio por declarar que “Israel es un país soberano con el derecho como cualquier otro país soberano a determinar su propia capital; reconociendo que lo anterior es un hecho y una condición necesaria para alcanzar la paz”. Trump fue criticado por no recibir una promesa abierta por parte de Israel de detener los asentamientos, comenzar negociaciones, o cualquiera otra.

A los que dicen que él no recibió nada a cambio, ¿Cómo saben que fue prometido a los EE.UU. en privado por parte de los israelíes o de los Estados Árabes? Cuando Jared Kusher estuvo en Arabia Saudita hace un mes, ¿cómo sabemos lo que se dijo en ese entonces, antes o después? La escasa reacción de parte de los Saudí hacia las declaraciones de Trump puede ser una clara señal.

Segundo, los líderes árabes y palestinos inmediatamente anunciaron que los EE.UU. se habían descalificado a sí mismos como un “mediador fidedigno” en futuras negociaciones entre Israel y los palestinos. ¿De verdad? Trump dijo: “Esta decisión no pretende de ninguna manera reflejar una desviación de nuestro fuerte compromiso para facilitar un acuerdo de paz duradero. Queremos un acuerdo de paz que sea bueno para los israelíes y para los palestinos. No estamos tomando una posición con respecto a ningunas cuestiones relativas al estatuto definitivo, incluyendo fronteras específicas de la soberanía israelí en Jerusalén, o la resolución de las fronteras objeto de disputa. Esas cuestiones dependen de las partes involucradas… Los EE.UU. apoyaría una solución de dos Estados si las partes involucradas están de acuerdo… Yo le pido a todos los actores de mantener el ‘statu quo’ en los lugares sagrados de Jerusalén, incluyendo en el Monte del Templo, conocido también como Haram al-Sharif”.

Tercero, lo que enfurece a los líderes árabes y críticos de Trump, es que al reconocer a Jerusalén como la capital de Israel, Trump puso a los EE.UU. firmemente en la posición de reafirmar la soberanía de Israel como el Estado del pueblo judío. Puso a los EE.UU. en la posición de disputar la dura reprimenda por parte de la comunidad internacional hacia la afirmación de Israel de una conexión judía a la Tierra de Israel y Jerusalén, refutada este año y anteriormente por la decisión de UNESCO. Mas allá, Trump refutó las abstenciones de parte de la administración de Carter (1980) y de Obama (2016) en resoluciones aprobadas en la ONU, así como otras que afirman que Jerusalén es “territorio ocupado”. Después de las Guerras de 1948 y 1967, y en 1980, Israel reafirmó en varias maneras soberanas que Jerusalén es su capital; cada vez, los Estados Árabes y la ONU se han negado a aceptar la decisión soberana de Israel. Trump se alineó con los derechos de un estado soberano por encima de las opiniones de la comunidad internacional.

Cuarto, la decisión de Trump de ofrecer la declaración de Jerusalén en este momento tiene una importancia relevante en el contexto actual. La declaración pudo haber sido programada para involucrar a los simpatizantes cristianos que podrían apoyar la candidatura de Roy Moore en las elecciones al Senado de Alabama. Hanan Ashrawi, un líder palestino, admitió en CNN el 10 de diciembre, que los palestinos están en un camino malo puesto que los Estados Árabes están más preocupados por su propio bienestar, además, los palestinos están sufriendo divisiones ideológicas y físicas, no están unidos como comunidad y no tienen el apoyo de los Estados Árabes como lo tenían cuando Arafat dirigía la OLP hace muchos años.

El 9 de diciembre, Abdul Rahman Al-Rashid, un escritor editorial árabe de alto nivel observó que en el Medio Oriente los eventos se desarrollan demasiado rápido, al momento se le presta muy poca atención a los palestinos. Él mencionó; un sectarismo extremo; los enfrentamientos iraní-saudí; las calamitosas circunstancias que afligen a Siria, Iraq y Libia; el avance de Rusia sobre la región, y concluyó que “la causa palestina y el tema de Jerusalén se están utilizando para servir agendas personales…” https://aawsat.com/english/home/article/1108101/ abdulrahman-al-rashed/what-drains-palestinian-cause

Por último, ¿Qué se omitió, de manera significativa, del discurso de Trump? Él no dijo cuándo se trasladaría la embajada; no le dijo al embajador estadounidense en Tel Aviv que se mudara ya y utilizara el consulado estadounidense en Jerusalén como la embajada provisional mientras que se construye una nueva. Él no dijo que la futura embajada estadounidense no podría servir como domicilio para diplomáticos palestinos e israelíes. Él no prejuzgó la disposición definitiva de Jerusalén en las negociaciones finales entre los israelíes y los palestinos. Él no impidió una solución de dos Estados, ni eliminó a los EE.UU. como mediador. Ha habido mucha lamentación prematura.