Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Un esbozo para la paz

Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas: Un esbozo para la paz

(22 de noviembre de 1967)

United Nations. Security Council. Resolution 1967/242. 22 de noviembre de 1967. Véase también la versión en español de la Resolución 242 de la ONU.

La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, aprobada el 22 de noviembre de 1967, después de la Guerra de 1967 en el Medio Oriente, brindó el contexto y el marco para las negociaciones oficiales posteriores entre árabes e israelíes. Debido a los cambios en la región y las políticas internacionales, la resolución se ha mantenido como un elemento central para la resolución del conflicto; no ha sido sustituida ni enmendada. Tanto la ambigüedad como las omisiones de la resolución han prolongado su vida y dado pie a un sinfín de interpretaciones. El tema central de la resolución era el intercambio de territorios conquistados por Israel en la Guerra de 1967 (la Península del Sinaí, los Altos del Golán, la Franja de Gaza y parte de Jerusalén) por una paz otorgada por los Estados y los vecinos árabes. El nombre corto por el que se conoce la resolución sigue siendo “territorio por paz”. La resolución incluía una fórmula para lograr la paz, a saber, el retiro de Israel de territorios conquistados en la Guerra de 1967, sin establecer claramente la extensión del territorio que sería entregado a cambio de qué tipo de paz. Exhortaba al “retiro de las fuerzas armadas israelíes de territorios ocupados en el reciente conflicto”, sin especificar hasta qué punto deberían retirarse, con la convicción de que las respectivas partes determinarían cuáles serían las fronteras definitivas. Sin embargo, la resolución sí fue clara en su llamado a la “terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenaza o actos de fuerza”. Asimismo, reiteraba la necesidad de “garantizar la libertad de navegación por las vías internacionales de navegación de la zona” y de “lograr una solución justa al problema de los refugiados”.

  El Asesor de Seguridad Nacional de los EE. UU., Henry Kissinger, al comentar sobre la ambigüedad de la resolución con respecto al intercambio de territorios por el establecimiento de fronteras definitivas (en sus diálogos secretos con Hafez Ismail, el Asesor Nacional de Seguridad de Egipto), en febrero de 1973, resaltó que la Resolución 242 “fue aprobada únicamente porque las partes consideraron que le podrían dar a las frases la interpretación que preferían” . En las comunidades académica y de elaboración de políticas se han dedicado publicaciones enteras a la interpretación y alcance de la resolución. La resolución es importante tanto por lo que incluye como por lo que omite. Al momento de la Guerra de 1967, el conflicto árabe-israelí era entendido como un conflicto entre Estados; los palestinos aún no habían logrado el reconocimiento de la comunidad internacional o de Israel como su adversario principal. Por consiguiente, los palestinos no fueron mencionados por nombre como el pueblo palestino, así como tampoco se hizo mención alguna a la “autodeterminación palestina” o al establecimiento de un futuro “Estado palestino”. La Resolución 242 incluía una solución al “problema de los refugiados”, sin una indicación precisa sobre a qué refugiados se les debería cambiar su estatus, si bien se supuso que se refería a algunos o todos los palestinos desplazados por la Guerra entre 1947 y 1949 entre árabes a israelíes, así como a todos los desplazados más recientemente en la Guerra de junio de 1967. La resolución no definía la Guerra de 1967 como una guerra de agresión, como los Estados árabes y la Unión Soviética lo hubieran querido; tampoco incluía una decisión formal sobre el futuro de la Franja de Gaza y la Ribera Occidental, que habían sido ocupadas y administradas por Egipto y Jordania, respectivamente, desde 1949. No hacía mención alguna de las resoluciones previas relacionadas con la partición de Palestina o el problema de los refugiados. Más aún, no hacía un llamado a iniciar negociaciones directas entre las partes. Por el contrario, sostenía que una mediación similar a la practicada en las negociaciones de armisticio entre 1948 y 1949 era el mecanismo de negociación indicado, y exhortaba a la ONU para que fuese ese mediador. De forma intencional o no, la disposición sobre un tercero que actuara como mediador reiteraba la opinión compartida de los árabes y su marcada preferencia por no entablar ningún diálogo directo con los israelíes. Meses antes de la aprobación de la Resolución 242, la Cumbre Árabe de Jartum de agosto de 1967 exhortaba a que no hubiera “ninguna paz con Israel, ningún reconocimiento de Israel, ninguna negociación” con Israel. Antes de la aprobación de la Resolución 338 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas durante los días inmediatamente posteriores al final de la Guerra de octubre de 1973, no se había hecho un llamado a los “diálogos directos” entre las partes para resolver el conflicto árabe-israelí. Para ese entonces, la mediación había caído en manos de los estadounidenses y lejos del control de las Naciones Unidas. Las negociaciones directas a nivel político no se produjeron hasta la visita del presidente egipcio Anwar Sadat a Israel, en noviembre de 1977.

La resolución examinaba concretamente los resultados de la Guerra de junio de 1967 y la ocupación por parte de Israel de los territorios previamente bajo el control sirio, jordano y egipcio; asimismo, hacía un análisis de las líneas variables e indefendibles trazadas en el armisticio entre árabes e israelíes de 1949. En otras palabras, la resolución pretendía crear fronteras —y no líneas fronterizas o líneas de armisticio como las que se conservaban desde 1949— y hacer que estas fueran sostenibles. Lyndon Johnson, que en aquella época era un joven senador de Texas, observó de primera mano el retiro forzado de Israel de la Península del Sinaí, en marzo de 1957. En calidad de presidente, diez años después, y al ser testigo de la guerra de junio, Johnson dio forma a la diplomacia resultante de la guerra. Según el entonces Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, Joseph Sisco, “lo que más influyó en Johnson en ese momento [fue] que consideró el papel de Eisenhower… que forzamos la retirada de Israel, y Johnson creía que los israelíes habían obtenido muy poco a cambio [en ese entonces], así que en esta ocasión habría un menor énfasis en la necesidad de que se diera un retiro total de Israel y, a cambio, nuestro enfoque tras la guerra sería crear una estructura, un marco para la paz”. Johnson sostuvo que, en esta oportunidad, cuando Israel se retirara de los territorios, las negociaciones deberían dar como resultado un tratado definitivo, en lugar de algún tipo de arreglo interino. En un discurso durante una conferencia de educadores el 19 de junio de 1967, cinco meses después de la aprobación unánime de la Resolución 242 por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Johnson enumeró los cinco principios normativos que se convirtieron en las cinco ideas centrales de la resolución de las Naciones Unidas. El Presidente afirmó: “…Ahora, finalmente, quisiera abordar el tema del Medio Oriente, y los agitados acontecimientos de los últimos meses. Estos acontecimientos han demostrado la sabiduría contenida en los cinco grandes principios de la paz en la región. El primer principio, y el principal, concierne el derecho fundamental que cada nación de la región tiene a existir, y de que este derecho le sea respetado por sus vecinos… Cada nación, por lo tanto, debe aceptar el derecho de otras a existir. El segundo, [hay]… un requisito humano: la justicia para los refugiados. Las naciones del Medio Oriente deben como mínimo hacer frente al sufrimiento de quienes se han visto desplazados como consecuencia de las guerras. Ninguna de las partes del Medio Oriente podrá vivir en paz hasta que todos, en especial quienes se ven afectados de forma inmediata, combatan este problema con una energía renovada. Una tercera lección es que los derechos marítimos deben respetarse. Se debe preservar el derecho de todas las naciones al paso marítimo inofensivo. Cuarto, este último conflicto ha demostrado el peligro de la carrera armamentística del Medio Oriente de los últimos 12 años. La responsabilidad en este respecto debe recaer no solo sobre las partes de la región, sino también sobre los Estados más grandes fuera de la región. A estas alturas, ya debe ser aparente el desgaste y la inutilidad de la carrera armamentística para todos los pueblos del mundo. Y ahora estamos ante otra oportunidad de elegir. Los Estados Unidos de América, por su parte, harán uso de todos sus recursos diplomáticos, y de cada recomendación que invite a la razón y a la prudencia, para tratar de encontrar un mejor camino. Quinto, la crisis resalta la importancia del respeto por la independencia política y la integridad territorial de todos los Estados de la región. Reiteramos ese principio en el punto más álgido de la crisis; lo reiteramos hoy en nombre de todos”.


El presidente Lyndon Johnson con el embajador ante las Naciones Unidas Arthur Goldberg. (*De dominio público, cortesía de la Biblioteca Presidencial LBJ)

Si bien los principios de Johnson se convirtieron en el esbozo de la resolución, funcionarios clave del Departamento de Estado y la Casa Blanca involucrados en las negociaciones recuerdan que el debate en torno a la redacción de la resolución fue extenso, tedioso e intencionadamente ambiguo. La frase, “retiro de las fuerzas armadas israelíes de territorios ocupados en el reciente conflicto” se convirtió en la más polémica, la debatida con mayor frecuencia y la que se prestó a más interpretaciones erróneas. Se redactaron media docena de borradores de la resolución que fueron rechazados, incluidos varios que incluían una frase que exhortaba específicamente al “retiro de todos los territorios ocupados”. Sin embargo, cada uno de esos borradores de la resolución fue rechazado. La palabra “todos” nunca llegó a incluirse en el texto definitivo de la resolución. El borrador final de la resolución fue redactado por el representante británico ante las Naciones Unidas, Lord Caradon (Hugh Foot), cuyo primer cargo para el servicio colonial británico fue en calidad de funcionario administrativo en la Palestina de los años treinta. Caradon insistió siempre que la palabra “retiro” no especificaba nada con exactitud. Mientras se redactaba la resolución, “un orador tras otro [en la ONU] fue explícito al declarar que no se debería forzar a Israel a ocupar nuevamente las líneas “frágiles y vulnerables” de demarcación del armisticio, sino que, una vez se firmara la paz, debería retirarse a ocupar “fronteras seguras y reconocidas” acordadas por todas las partes, según figuraba en la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El término “fronteras seguras y reconocidas” nunca se definió del todo. Asimismo, los redactores estadounidenses de la resolución opinaban que la resolución debería aplicarse en todas sus partes, “relacionadas entre sí para constituir un todo, para ser aplicada íntegramente o no ser aplicada en absoluto”. Sisco, quien había participado directamente en la redacción de la resolución, afirmó que “la resolución no decía ‘el retiro a las líneas anteriores al 5 de junio’”.

 

Si bien la resolución se redactó en inglés, el texto de la Resolución 242 que los Estados árabes, y quienes apoyaban el retiro israelí total de los territorios, citaron como el correcto en su sentido estricto y la única interpretación válida, fue el contenido en la traducción francesa de la resolución. El motivo era sencillo: en francés, la frase clave “retiro de las fuerzas armadas israelíes de territorios ocupados en el reciente conflicto” se tradujo como: “retrait des forces armées israéliennes des territoires occupés lors du recent conflit.” La versión en inglés omite intencionadamente el uso del artículo “los” antes de “territorios”, dejando imprecisa la porción o la localización del territorio del cual se podría esperar que Israel se retirara. Por el contrario, el texto francés lo utiliza debido al requisito de la lengua francesa de preceder un sustantivo con un artículo, haciendo necesaria la inclusión del artículo en la frase “des territoires” y, por consiguiente, una lectura que especifica “los” territorios. Quienes apoyaban el retiro pleno o total de Israel presentaron la frase como “los territorios” o, incluso, otra lectura más inexacta: “de todos los territorios”. Los líderes políticos y voceros de todas las partes han aportado su interpretación de lo que se quiso decir por “retiro”. Meir Rosenne, quien se desempeñó como asesor legal del Ministerio de Relaciones Exteriores de Israel entre 1971 y 1979, argumentó convincentemente que no se puede aceptar la traducción francesa debido a que la ley internacional establece que el procedimiento aceptado en situaciones en que hay textos divergentes es dar preferencia al texto presentado originalmente, es decir, al inglés en este caso. Nabil Araby, por el contrario, quien ocupó diversos cargos de importancia en el Ministro de Relaciones Exteriores de Egipto, restó importancia a la ausencia de la palabra “los” y se refirió en su lugar al texto de la resolución sobre “la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra”, frase clave que figura en el preámbulo de la resolución y que reiteró con igual contundencia como un principio general. Contrario a la intención de implementar un retiro o retiro total de todos los territorios, Menájem Beguin, Primer Ministro de Israel entre 1977 y 1982, buscó intercambiar solo el territorio del Sinaí por un tratado de paz con Egipto. Beguin no quería aplicar la Resolución 242 a los Altos del Golán y, en especial, a Jerusalén Oriental, la Ribera Occidental o la Franja de Gaza. En alguna ocasión le comentó a su asesor de larga data, Yehiel Kadishai, que “de hecho cumplimos [con la resolución 242] al renunciar al Sinaí; cumplimos con nuestra parte”. En 1991, el consejero político del primer ministro Isaac Shamir, declaró: “Un hombre del Likud no renuncia a zonas ubicadas dentro de la Tierra de Israel, ¿no es así?” No obstante, renunciamos al 95 % del territorio en el Sinaí al que se aplica la Resolución 242 de las Naciones Unidas, ¿no es así? Pues bien, con la entrega de este porcentaje tan alto de territorio cumplimos con nuestra parte de la Resolución 242”.

La resolución afirmaba que las partes debían entablar negociaciones para lograr un acuerdo sobre las llamadas “fronteras definitivas, seguras y reconocidas. En otras palabras, la cuestión de las fronteras definitivas sería un asunto a ser negociado entre las partes”. Israel aceptó la resolución en mayo de 1968. Egipto y Jordania aceptaron la Resolución 242 dando explícitamente por entendido que Israel debía retirarse de forma incondicional de todos los territorios ocupados que habían sido capturados en la Guerra de junio de 1967. Siria rechazó de plano la resolución hasta febrero de 1971 y, luego insinuó, con la declaración clara y pública del presidente sirio Assad, que no se opondría a la implementación de la Resolución 242 siempre y cuando esta garantizara el retiro total de Israel de todos los territorios árabes y el cumplimiento de los derechos de los palestinos. Para Assad, el cumplimiento de los derechos de los palestinos significaba el derecho de cualquier palestino a regresar a un Israel tal como era antes de 1967. Assad aceptaba la parte de la resolución relacionada con la inadmisibilidad de la adquisición de territorios por medio de la guerra, pero no abordó el tema de firmar una paz con Israel. Con su asistencia a la Conferencia de Madrid sobre la paz, en 1991, Siria aceptaba la invitación a una conferencia que traía a colación la Resolución 242, pero no esclarecía si estaba preparado para reconocer la soberanía israelí y su integridad territorial, según lo disponía la resolución.

La Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas molestó enormemente a la OLP. Hasta 1988, la organización se negó a aceptar la resolución por múltiples motivos. Primero, la resolución original no hizo alusión a los palestinos o a los derechos políticos de los palestinos; segundo, el reconocimiento de la misma significaba el reconocimiento implícito del derecho de Israel a existir y la posibilidad de “vivir libres de amenaza o actos de fuerza”, que en el caso de la OLP se traducía en descartar la opción de la lucha armada, la lucha por la libertad o llevar a cabo actos terroristas contra Israel o contra objetivos israelíes. Durante los años setenta y hasta bien entrados en los ochenta, la OLP no estaba dispuesta a renunciar a la lucha armada como una herramienta política fundamental para ser utilizada contra Israel. En 1988 y 1989, cuando el debate estaba preparado para convocar una conferencia internacional sobre el Medio Oriente, Yasser Arafat, Presidente la OLP, aceptó la Resolución 242 bajo la condición de que se garantizara el establecimiento de un Estado palestino y la autodeterminación y repatriación de los palestinos; su aprobación de la Resolución 242 “comprendía todas las resoluciones de la ONU, no solo de una resolución”. Para los palestinos, y a juicio de Arafat, esto significaba que mediante la aceptación de la Resolución 242, la comunidad internacional se vería obligada a aplicar la Resolución 194 de 1949, que tanto la OLP como los palestinos y la mayoría del mundo árabe interpretaban como su derecho a regresar a toda la tierra que constituye el Estado de Israel.

Los presidentes Richard Nixon, George W. Bush y Jimmy Carter tenían opiniones divergentes sobre el significado de la Resolución 242. Nixon comentó a Kissinger en los primeros días de la Guerra de octubre de 1973 que “tanto usted como yo sabemos que ellos [los israelíes] no pueden regresar a las otras fronteras [las previas a 1967]. Por otra parte, no podemos afirmar que debido a que los israelíes ganaron esta guerra, al igual que ganaron la del 67, nos limitaremos a continuar con el statu quo. Eso no se puede hacer”. En los intercambios de correspondencia entre George W. Bush y el primer ministro israelí Ariel Sharon, en 2004, en torno al futuro de las fronteras de Israel, Bush dejó en claro que Israel no tenía que regresar a las líneas del armisticio de 1949, prácticamente las mismas de la demarcación de 1967. Carter declaró en marzo de 1977, antes de su importante participación en la diplomacia israelí-egipcia, que “las naciones árabes y la nación israelí tienen que llegar a un acuerdo sobre unas fronteras definitivas y reconocidas, donde la soberanía sea legal y establecida de mutuo acuerdo”. Las líneas de defensa pueden ajustarse o no a esas fronteras legales en el futuro cercano. El alcance de la defensa israelí podría verse ampliado más allá de las fronteras permanentes y reconocidas”. Treinta años después de la conclusión de su mandato, Carter declaró erróneamente que la resolución “exigía” o “requería” que Israel se retirara de los territorios capturados en la Guerra de junio de 1967; la aplicación de este enunciado implicaría que no habría necesidad de que una parte árabe negociara con Israel antes de su retiro para establecer los parámetros para la paz; además, esto iría en contra de la intención específica de Lyndon Johnson.


El Presidente de la OLP, Yasser Arafat, se reúne con el Presidente de Egipto, Gamal Nasser, poco tiempo antes de su muerte, en 1969. Al igual que Nasser, la OLP de Arafat no aceptó la Resolución 242. (De dominio público, Egipto)

Por último, el retraso de la parte árabe en reconocer la legitimidad de Israel, o su existencia como Estado judío, ocasionó la falta de disposición para emprender negociaciones en virtud de la Resolución 242, y brindó una amplia oportunidad a los dirigentes israelíes para interpretar la resolución 242 a su gusto. El presidente egipcio Sadat inició negociaciones públicas con Israel una década después de la aprobación de la resolución y, a cambio de tierra por paz, todo el territorio del Sinaí fue restituido a la soberanía egipcia. La falta de disposición para negociar con Israel inmediatamente después de la aprobación de la resolución —con o sin la Resolución 242 como la base de los diálogos— ocasionó que el Gobierno israelí considerara y posteriormente decidiera cambiar la demografía de los territorios recién adquiridos. La política del Gobierno de Israel de construir asentamientos en los territorios capturados en la Guerra de 1967 podría haberse evitado del todo si las negociaciones árabe-israelíes se hubieran desarrollado a finales de los años sesenta. Los Estados árabes nunca quisieron comprobar si Israel se retiraría de estos territorios, con o sin la Resolución 242 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas como marco para las negociaciones.

  –Ken Stein, abril de 2019.

El Consejo de Seguridad, Expresando su constante preocupación por la grave situación en Oriente Medio, Insistiendo en la inadmisibilidad de la adquisición de territorio por medio de la guerra y en la necesidad de trabajar por una paz justa y duradera, en la que todos los Estados de la zona puedan vivir con seguridad, Insistiendo además en que todos los Estados Miembros, al aceptar la Carta de las Naciones Unidas, han contraído el compromiso de actuar de conformidad con el Artículo 2 de la Carta,

    1. Afirma que el acatamiento de los principios de la Carta requiere que se establezca una paz justa y duradera en el Oriente Medio, la cual incluya la aplicación de los dos principios siguientes:
    1. Retiro de las fuerzas armadas israelíes de territorios que ocuparon durante el reciente conflicto;
    2. Terminación de todas las situaciones de beligerancia o alegaciones de su existencia, y respeto y reconocimiento de la soberanía, integridad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona y de su derecho a vivir en paz dentro de fronteras seguras y reconocidas y libres de amenazas o actos de fuerza;
    1. Afirma además la necesidad de:
      1. Garantizar la libertad de navegación por las vías internacionales de navegación de la zona;
      2. Lograr una solución justa del problema de los refugiados;
      3. Garantizar la inviolabilidad territorial e independencia política de todos los Estados de la zona, adoptando medidas que incluyan la creación de zonas desmilitarizadas;
    2. Pide al Secretario General que designe un Representante Especial que marche al Oriente Medio, para establecer y mantener contactos con los Estados interesados a fin de promover un acuerdo y de ayudar en los esfuerzos para lograr una solución pacífica y aceptada, de acuerdo con las disposiciones y principios de la presente resolución;
    3. Pide al Secretario General que informe lo antes posible al Consejo de Seguridad sobre el progreso de los esfuerzos del Representante Especial.

Aprobada por unanimidad en la 1382a sesión.

 

  1. La mención que de esto se hace y la terminología utilizada son consideradas el punto de partida para la convocación de la Conferencia de Ginebra sobre la paz en Medio Oriente de diciembre de 1977, la Declaración entre los Estados Unidos y la Unión Soviética de octubre de 1977, posteriormente suspendida, y los acuerdos de Camp David de septiembre de 1978. La resolución es el fundamento de los tratados entre Egipto e Israel de marzo de 1979 y entre Jordania e Israel de octubre de 1994. La aprobación del contenido de la resolución era un requisito previo para los diálogos entre los Estados Unidos y la OLP de diciembre de 1998, así como de la convocación de la Conferencia de Madrid sobre la paz en Medio Oriente de octubre de 1991. La Resolución 242 es incluida como un tema central en diversos memorandos de acuerdo entre los Estados Unidos e Israel sobre la manera en que se conducirían las futuras negociaciones; en la Declaración de Venecia de 1980 de nueve países europeos sobre la paz en el Medio Oriente; en los acuerdos de Oslo de septiembre de 1993 entre Israel y la OLP; en los acuerdos de Wye de octubre de 1998; en la Hoja de ruta para la paz de marzo de 2003 y en el intercambio de correspondencia entre el presidente George W. Bush y el primer ministro israelí Ariel Sharon en abril de 2004. La Cumbre Árabe de Beirut de marzo de 2002, también conocida como la iniciativa árabe para la paz, no contiene ninguna alusión a la resolución, así como tampoco se menciona, por ninguna razón aparente, como un tema de referencia en la convocatoria de la Cumbre de Anápolis de noviembre de 2007 entre la OLP e Israel.
  2. Memorando de conversaciones entre Muhammad Hafiz Ismail y Henry Kissinger, 25 de febrero de 1973, Armonk, Nueva York, Proyecto de Materiales Presidenciales de Nixon, documentos del Consejo de Seguridad Nacional de los Estados Unidos, documentos de Henry Kissinger, Medio Oriente, caja 25.

  3. Para consultar un ejemplo, véase el excelente resumen de The Washington Institute for Near East Policy, UN Security Council Resolution 242 Building Block of Peacemaking, Washington, D.C., 1993; David Korn, The Making of United Nations Security Council Resolution 242, Pew Case Studies in International Affairs, Case 450, Washington, D.C, The Pew Charitable Trusts, 1992; y The Journal of Palestine Studies, otoño de 2007, vol. XXXVII, número 1.

  4. Declaraciones de Joseph Sisco, acta de una reunión privada, United States Institute for Peace, Washington, DC, 3 de abril de 1991.

  5. Discurso del presidente Lyndon Johnson, Conferencia nacional de educadores sobre política extranjera, Washington, D.C., Public Papers of the Presidents of the United States: Lyndon B. Johnson, Office of the Federal Residence, Washington, D.C., junio de 1967.

  6. Gideon Rafael (Embajador de Israel para la ONU en 1967), Destination Peace/ Three Decades of Israeli Foreign Policy/ A Personal Memoir, Nueva York: Stein and Day, 1981, pp. 189-190.

  7. Eugene Rostow (Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, 1966-1969), “The Intent of UNSC Resolution 242—The View of Regional Actors”, en The Washington Institute for Near East Policy, UN Security Council Resolution 242/ The Building Block of Peacemaking, Washington, D.C. 1993, p. 17. Ejemplos del debate en detalle que condujo a la aprobación de la resolución, véase Departamento de Estado de los EE. UU., Foreign Relations 1964-1968, XIX, Arab-Israeli Crisis and War, 1967. Documentos 481-504.

  8. Declaraciones de Alfred L. Atherton, (h), (Subsecretario de Estado Adjunto para Asuntos del Cercano Oriente y Asia Meridional), Informe de AA sobre la situación del proceso de paz, discurso en la Conferencia de Atlanta sobre política exterior con respecto a los intereses estadounidenses en el Medio Oriente, 5 de abril de 1978.

  9. Meir Rosenne, “Understanding UN Security Council Resolution 242 of November 22, 1967, on the Middle East”, en Defensible Borders for a Lasting Peace, Jerusalem Center for Public Affairs, Jerusalén, 2005.

  10. Declaraciones de Nabil Araby, “The Intent of UNSC Resolution 242—The View of Regional Actors”, en UN Security Council Resolution 242/The Building Block of Peacemaking, Washington Institute for Near East Policy, 1993, pp. 35-44.

  11. Kenneth W. Stein, entrevista con Yehiel Kadishai, Tel Aviv, Israel, 5 de julio de 1993.

  12. Declaraciones de Yossi Ahime’ir, Yedi’ot Aharonot Shiv’a Yamim suplemento, 23 de agosto de 1991.

  13. Declaraciones de Joseph Sisco, “Meet the Press” de NBC, 12 de julio de 1970.

  14. Texto de Manama News service, Bahréin, 5 de enero de 1989, Foreign Broadcast Information Service-Near East and South Asia, Departamento de Comercio de los EE. UU., Washington, D.C.

  15. Henry Kissinger, Crisis: The Anatomy of Two Major Foreign policy Crises, New York: Simon and Schuster, 2003, p.140.

  16. Declaraciones de Jimmy Carter, tal y como se cita en la rueda de prensa presidencial del 9 de marzo de 1977, The American Presidency Project, www.presidency.ucsb.edu/ws/print.php?pid=7139.

  17. Véanse las declaraciones de Jimmy Carter, Palestine: Peace Not Apartheid, Simon and Schuster, noviembre de 2006, pp. 38-39, 207, 208 y 215. Véase también el discurso de aceptación de Carter del Premio Nobel de la Paz, 10 de diciembre de 2002; la presentación ante el Consejo de Relaciones Exteriores, 2 de marzo de 2006; y el artículo de opinión publicado en 70 periódicos (según lo afirma el Centro Carter). Todas estas declaraciones pueden encontrarse en el sitio web del Centro Carter (bajo “news/documents” [noticias/documentos]), www.cartercenter.org, o en el sitio web de “Fresh Air” de National Public Radio, www.npr.org/templates/story/story.php?storyId=6543594.

  18. Si bien la traducción oficial de la ONU incluye el artículo “los”, de la misma forma que lo hace la traducción francesa, se ha optado por hacer una modificación en la traducción provista y omitir el artículo, para transmitir con mayor claridad el significado pretendido en la resolución original redactada en inglés.