Los Acuerdos de Camp David de 1978: una nueva mirada sobre cómo Egipto e Israel pasaron de la guerra a la paz

Profesor Kenneth W. Stein
Emory University y Center for Israel Education

Nota sobre las fuentes: en 2013 y 2014, el gobierno de EE. UU. publicó dos volúmenes de documentos, memorandos y resúmenes de reuniones que cubrieron la gestión de la administración del presidente Jimmy Carter en el conflicto árabe-israelí. Al mismo tiempo los Archivos del Estado de Israel publicaron documentos sobre las negociaciones árabe-israelíes que abarcaron el período 1977-1980. Junto a las memorias de aquellos que participaron en las negociaciones y las entrevistas orales con diplomáticos estadounidenses que fueron parte de las negociaciones (estos documentos se encuentran en el sitio web de la Asociación de Estudios Diplomáticos y Capacitación https://adst.org/), forman un conjunto de fuentes sumamente valiosas. Entrevistas personales que mantuve a principios de la década de 1990 para escribir mi libro Heroic Diplomacy: Sadat, Kissinger, Carter, Begin and the Quest for Arab-Israeli Peace, (Routledge, 1999) añadieron memorias sustanciales y también ideas que influyeron sobre Begin, Sadat, Carter, y sus equipos de negociación. Las memorias de los participantes, Moshe Dayan, Ezer Weizman, Jimmy Carter, Cyrus Vance, Zbigniew Brzezinski, Mohammed Ibrahim Kamel y Boutros Ghali ofrecen memorias que presentan importantes puntos de vista personales.

Tres libros en inglés se destacan entre otros, y excelentes artículos que se han centrado en las negociaciones de Camp David y su contexto. Eitan Haber, Zeev Schiff y Ehud Yaari, The Year of the Dov, Bantam, 1979; The Peace Making and Politics de William B. Quandt, Brookings Institution, 1986; y Daniel Strieff. Jimmy Carter and the Middle East: The Politics of Presidential Diplomacy, Palgrave, 2015. Sin lugar a dudas, el libro de Haber, Schiff, Yaari, The Year of the Dov es único por su excelente prosa y porque los autores utilizaron extensamente el Memorando israelí de Conversaciones en Camp David y además tuvieron acceso único a los principales participantes israelíes que fueron parte del proceso diplomático de 1977-1979. Amos Perlmutter escribió

Un lúcido artículo sobre Begin Y Dayan, sus respectivas políticas y sus relaciones personales, titulado, “Begin’s Strategy and Dayan’s Tactics: The Conduct of Israeli Foreign Policy,” Foreign Policy, January 1978, Vol. 56, No.2, pp. 357-372.

Cuando el gobernador de Georgia, Jimmy Carter, se convirtió en el 39º presidente de los Estados Unidos en 1977, tenía poca experiencia en política exterior. Varios años antes había conocido a Zbigniew Brzezinski, un profesor de la Universidad de Columbia especialista en relaciones internacionales. Brzezinski se interesó por Carter y se convirtió  en el principal mentor de la política exterior del candidato. Cuando Carter asumió el cargo, la búsqueda de la paz en el Medio Oriente fue pilar central de su política El exterior. Durante las administraciones de Richard Nixon y Gerald Ford, la diplomacia del “paso a paso” había caracterizado la mediación estadounidense en el conflicto. Esta política consistía en buscar acuerdos bilaterales entre Israel y Egipto e Israel y Siria. Con experiencia en ingeniería, Carter optó por soluciones totales, no parciales. Carter creía que una discusión racional no obstaculizada por trabas ideológicas o históricas podría resultar en algo más que acuerdos bilaterales. Brzezinski había sido el autor del Informe del Instituto Brookings “Hacia La Paz del Medio Oriente “, escrito en 1975. El informe hablaba de lograr la paz en Oriente Medio mediante una solución global que integrara a todas las partes del mundo árabe e Israel. Cuando Brzezinski se convirtió en asesor de seguridad nacional de Carter en 1977, Carter adoptó fácilmente esta visión de Brzezinski de paz. Por su parte, el presidente de Egipto, Anwar Sadat, también prefería una solución global siempre y cuando el resto de los países árabes no obstruyeran el progreso de la negociación.  De esta manera, si EE. UU. se postulaba como potencial mediador, Washington se veía obligado a ser más imparcial en su enfoque. Esto significaba que EE UU se alejaría de una posición estrictamente pro-israelí con respecto al futuro del Medio Oriente. Esto significaba oponerse al rechazo israelí de incluir a la Organización de Liberación de Palestina (OLP) en un arreglo diplomático y también a la construcción de asentamientos israelíes en los territorios que Israel adquirió en la Guerra de junio de 1967.  A Brzezinski y luego también a Carter, le desagradaba enormemente la influencia política israelí en la formulación de la política exterior de Washington. Por lo tanto, ambos intentaron limitar dicha influencia. La administración de Carter con frecuencia se confrontó con las voces pro-israelíes en Washington y con la comunidad judía estadounidense.

El presidente Carter en reunión con Zbigniew Brzezinski,
19 de abril de 1977

                                                                                                            

La administración Carter confiaba en que el candidato del Partido Laborista israelí, Shimon Peres, formaría el próximo gobierno (en las elecciones de Mayo de 1977). En un momento dado, Roy Atherton, un funcionario de alto rango del Departamento de Estado de EE. UU., predijo que “Peres perdería menos escaños de lo que perdería su predecesor en el partido Laborista, Ytzhak Rabin”.  Sin embargo, resulto que el líder opositor de Israel, Menachem Begin, fue quien ganó las elecciones y formó el próximo gobierno. En entrevistas con los medios inmediatamente después de su elección, Begin dejó en claro que Israel permanecería en Cisjordania y Jerusalén, y se opondría a un estado palestino. Al prepararse para la reunión habitual con el aliado más importante de Israel, los Estados Unidos, Begin leyó las actas de las tensas reuniones que Rabin y Carter habían mantenido en el mes de marzo anterior. Para entonces, los israelíes de todas las tendencias políticas mostraban preocupación por la creciente frialdad mostrada por Carter hacia Israel. Desde el momento en que asumió el cargo y durante su primer año como presidente, Carter ya había negado el suministro de armas a Israel que su predecesor, Gerald Ford, había prometido. En ese periodo Carter también expreso públicamente su apoyo a la creación de una patria palestina e insinuó que la OLP debería ser incluida directamente en las negociaciones. En la reunión que Begin mantuvo con Carter en julio de 1977, el premier israelí ofreció una propuesta de gran alcance que ofrecía la retirada territorial israelí de la península del Sinaí. Tal propuesta no ofrecía negociación sobre la Cisjordania. Según el director de la oficina del Primer Ministro Begin, Eliyahu Ben-Elisar, “el partido Herut veía a Cisjordania, lo que solemos llamar Judea y Samaria, como la parte occidental de la tierra de Israel. Pero nunca tuvimos ningún reclamo sobre territorio egipcio (Sinaí)”.  Si Begin quitaba a Cisjordania de la mesa de negociaciones, no se lograría una paz global en la región. La posición de Begin contradecía el objetivo propuesto por Carter de lograr negociaciones globales e integrales. Mientras que la reunión inicial de Begin-Carter en julio de 1977 fue cordial, cada uno enfrentó la terquedad, la franqueza y la mente aguda del otro. Como resultado de esta reunión, emergieron diferencias importantes entre ambos mandatarios tanto en sustancia como en estilo lo cual haría que la relación entre ambos fuera tirante en los años subsiguientes.

El Primer Ministro Begin con Carter en la Casa Blanca,19 de julio de 1977.

La publicación de la declaración conjunta americano/soviética sobre Oriente Medio, promulgada el 1 de octubre de 1977, empeoró las relaciones entre los Estados Unidos e Israel. La declaración apelaba a la Unión Soviética a participar en el proceso de paz y a la “resolución de la cuestión palestina”. Indignado, el canciller israelí Moshe Dayan percibió que Carter se inclinaba fuertemente hacia los puntos de vista árabes que abogaban por la participación de la OLP en las negociaciones y por ejercer presión sobre Israel para que negocie con una delegación árabe unificada. Ni Rabin ni Begin apoyaron un enfoque de negociación integral.  Ambos prefirieron negociaciones bilaterales donde Israel no renunciaría a la prerrogativa de determinar su seguridad y sus intereses políticos. Apenas unos días después de la declaración americano/soviética, Dayan se encontró con Carter. El resultado fue un documento de trabajo estadounidense-israelí, que esencialmente neutralizó la declaración americana/soviética: eliminó la participación de Moscú y descartó la idea de que la OLP participara de este proceso. Esta concesión de Carter a las demandas israelíes perturbó al presidente egipcio Anwar Sadat. Sadat además temía que Carter se concentrara demasiado en los procedimientos y no en el resultado sustancial de una conferencia. A la vez, cada vez más Sadat sentía que de haber una conferencia con una delegación árabe unida, Siria adquiriría demasiada influencia sobre la posición negociadora de Egipto. De las conversaciones secretas que se habían mantenido entre Egipto e Israel un mes antes en Marruecos, Sadat había percibido que Begin estaba listo para negociar, especialmente el futuro de la península del Sinaí.  Impulsivo como era, Sadat llegó a la conclusión de que para lograr avanzar las negociaciones había que apelar a la opinión pública israelí.

(De izquierda a derecha) Golda Meir, Anwar Sadat y Shimon Peres,
noviembre de 1977

El viaje de Sadat en noviembre de 1977 a Jerusalén demostró, al menos por el momento, ser un obstáculo para el enfoque de solución global que Carter proponía. La visita de Sadat puso las negociaciones bilaterales egipcio-israelíes en primer plano. Los estados árabes y la OLP condenaron la visita. Begin voló a El Cairo y le ofreció a Sadat la posibilidad de que los palestinos en Cisjordania puedan tener autogobierno o autonomía. Begin sentía que había ofrecido una amplia concesión territorial a Sadat por su heroico viaje a Jerusalén. Pero Sadat se molestó por la modesta oferta de autogobierno de Begin. Pese a esto, israelíes y egipcios continuaron reuniéndose en los siguientes tres meses en Ismailía, Jerusalén y El Cairo. Estas reuniones fueron en gran parte improductivas, pero dieron a ambas partes una mejor idea acerca de las brechas que existían en las posiciones de ambas partes. Sadat describió en forma positiva estas primeras reuniones y afirmó que “la guerra se ha vuelto inconcebible. Estas reuniones son en sí un gran logro “.  Sin embargo, el avance en las negociaciones se vio entorpecido debido a discordias con respecto al tema de los asentamientos israelíes, a la retirada israelí de la península del Sinaí, a detalles pertinentes a un posible tratado de paz y al problema palestino. Posteriores conversaciones entre el ministro de Defensa israelí Ezer Weizman, Sadat y sus asesores militares aclararon el tema de las posiciones militares en el Sinaí, pero no el futuro de la Cisjordania o el resto de los territorios. La lenta deriva hacia un acuerdo separado entre Egipto e Israel creció, mientras que la OLP, Jordania y Siria se negaron rotundamente a reconocer a Israel, y menos aún a negociar con ella.

En febrero de 1978, la administración Carter propuso una controvertida venta de aviones a Egipto, Israel y Arabia Saudita. Se trataba de un paquete que proporcionaba sofisticados aviones de combate F-15 a Arabia Saudita y a Israel, así como también proveía de sistemas armamentísticos a Egipto. La combinación de las ventas a Israel y los estados árabes enfureció a los israelíes porque se estaba entregando un arma “ofensiva” a Arabia Saudita, uno de los enemigos más acérrimos de Israel. En una tensa reunión entre EE. UU. e Israel en marzo de ese mismo año, Brzezinski criticó a Begin y al gobierno de Israel por continuar su “control militar y político” sobre los territorios (tomados en 1967). También criticó el plan de autonomía del primer ministro Menachem Begin para los palestinos, categorizándolo como un esfuerzo por “perpetuar el control [israelí]”.   Para la administración Carter, que en ese momento buscaba mediar sensibles diferencias entre las posiciones egipcias e israelíes, el paquete de venta de armas mencionado avivó el temor de Israel acerca de las intenciones de Carter. Para mediados de 1978, existían tensiones constantes en la relación entre la administración Carter y el gobierno de Israel. La ausencia de progreso en las negociaciones bilaterales entre Egipto e Israel continuaba siendo un factor de desaliento.

Luego de una reunión entre los cancilleres egipcios e israelíes en el castillo de Leeds, Inglaterra, en julio de 1978, le fue claro a los estadounidenses que cualquier posible acuerdo entre Begin y Sadat sobre el Sinaí o el futuro de otros territorios a cambio de la paz requeriría la intervención personal y directa del presidente Carter.  En agosto, Carter envió cartas a Begin y Sadat, invitándolos a una conferencia trilateral en Camp David.

En los meses posteriores a la visita de Sadat a Jerusalén, se redujeron las diferencias entre las partes y también se disminuyeron las expectativas. Esto dio a las negociaciones de Camp David una esperanza de lograr cierto éxito. Cuando las negociaciones comenzaron el 5 de septiembre de 1978, EE. UU. había proyectado internamente resultados mínimos y óptimos. Carter sabía que Sadat estaba dispuesto a firmar un acuerdo por separado con Begin, pero prefería presionar y extraer concesiones por parte de Israel para que esta se retire de Cisjordania y de Jerusalén oriental y comenzar un proceso que conduciría a la autodeterminación del pueblo palestino.

 

(De izquierda a derecha) Carter, Sadat, Al Bazy Vance durante la
conferencia de Camp David en Septiembre de 1978.

                                                                   

La delegación estadounidense fue dividida entre un equipo profesional que discutió incansablemente cada punto de la negociación, y un equipo político, que consideró las ramificaciones de un posible éxito o fracaso de las negociaciones sobre la política doméstica y exterior de los EE UU. El equipo profesional estaba encabezado por el Secretario de Estado Cyrus Vance e incluía a los funcionarios del Departamento de Estado Alfred Atherton y Hal Saunders, el embajador de Estados Unidos en Israel Samuel Lewis, el embajador de Estados Unidos en Egipto Herman Eilts y ocasionalmente el asesor de seguridad nacional, Zbigniew Brzezinski y el vicepresidente Walter Mondale. El equipo político se centró en Carter e incluyó al Jefe de Gabinete Hamilton Jordan, al Secretario de Prensa Jody Powell, al Asesor de Seguridad Nacional Zbigniew Brzezinski y al Miembro del Personal de Seguridad Nacional William Quandt. Vance actuó como un puente entre los dos equipos. Carter se reunió con Begin y Sadat juntos los días 6 y 7 de septiembre. Luego de que tres de esas sesiones no dieron resultado, Carter decidió comenzar a reunirse con cada uno de los lados por separado. La ventaja para Carter era que podía controlar el ritmo y la profundidad de las negociaciones. Carter utilizó un lenguaje de solución que más bien favorecía las opiniones de Sadat. Begin y Sadat no volvieron a negociar directamente sino hasta el último día de la conferencia, si bien Sadat había mantenido reuniones por separado con Dayan y el ministro de Defensa israelí Ezer Weizman en múltiples ocasiones.

A lo largo de las conversaciones, las delegaciones egipcias e israelíes iban presentando diferentes planes e ideas a medida que se iban identificando y refinando puntos de convergencia entre las partes. Las negociaciones comenzaron con borradores donde ambas partes presentaron su respectiva visión de lo que sería un tratado de paz. Las posiciones israelíes se basaron en la propuesta de autonomía palestina presentada por Begin en diciembre de 1977 que ya había sido aprobada por el gabinete israelí antes de que comenzaran las conversaciones. Las posiciones egipcias fueron presentadas a Begin en el segundo día de las conversaciones en presencia de Carter. Esta posición exponía una línea dura que la delegación israelí se negó a comentar por escrito por temor a que el plan egipcio se convirtiera en el documento que sirviera como punto de partida de las negociaciones. Había una gran grieta entre los puntos de vista israelíes y egipcios. El equipo estadounidense presentó un borrador el 10 de septiembre con el objetivo de reducir la brecha entre ambas partes. Ese día Carter también anunció a los israelíes que no abandonaría Camp David sin al menos un acuerdo egipcio-israelí sobre el Sinaí.

Carter formó un equipo de redacción compuesto por él mismo, Vance y un representante de cada lado (el Secretario de Asuntos Exteriores egipcio Osama al-Baz y el Fiscal General israelí Aharon Barak) para poder refinar su propuesta. Los estadounidenses notaron que Barak tenía una brillante mentalidad jurídica y todo el equipo estuvo de acuerdo en que sería él el encargado de redactar fórmulas de consenso. Efectivamente Barak redactó el lenguaje que le permitió a Begin aceptar un arreglo donde se acordó desmantelar los asentamientos israelíes en la Península del Sinaí.

Zbigniew Brzezinski, Septiembre de 1978.

El equipo de redacción construyó una arquitectura diplomática que separó el marco general de las negociaciones en dos documentos: uno centrado en un “acuerdo global” (es decir, que incluía a los palestinos, Cisjordania y la Franja de Gaza) y el otro abordaría el tratado bilateral entre Egipto e Israel. Cuando comenzó la redacción de los documentos finales, el acuerdo global se definía como un entendimiento bilateral entre Egipto e Israel y la implementación de la autonomía palestina se llevaría cabo con la posible participación en un futuro de los árabes palestinos y Jordania en el proceso de autodeterminación palestina. Los jordanos y los palestinos no se unieron a las negociaciones porque, a diferencia de Sadat, se negaron a reconocer la legitimidad de Israel o su intención de permanecer en Cisjordania.

Cuando Begin rechazó la demanda egipcia de evacuación completa de los asentamientos israelíes en la península del Sinaí el 14 de septiembre, Sadat amenazó con abandonar la conferencia. Solo la sincera persuasión de Carter, así como la insinuación del presidente estadounidense de que la partida de Sadat “dañaría las relaciones entre Estados Unidos y Egipto”, logró convencer a Sadat de permanecer en Camp David.  A la vez, Begin fue persuadido por su propia delegación de que la evacuación de los asentamientos del Sinaí fuera sometida a votación en el Knéset (parlamento israelí). Y Sadat dejó en claro a los israelíes que, si los asentamientos israelíes en el Sinaí no eran eliminados, se cancelaría el cuidadosamente negociado marco general del acuerdo egipcio-israelí. Sadat puso sobre avisó a Israel, indicando que, si Israel quería un tratado de paz con Egipto, debía evacuar a los colonos y asentamientos en el Sinaí, además de devolver ese territorio en su totalidad a soberanía egipcia.

Inesperadamente, el 17 de septiembre, el último día de negociaciones, la delegación israelí amenazó con abandonar la negociación. En las horas finales de las conversaciones, Estados Unidos introdujo una nueva provisión que reflejaba una posición largamente mantenida por Carter relacionada con el tema de las zonas de Jerusalén capturadas en la Guerra de junio de 1967. Esta fórmula no solo estipulaba que estas zonas de Jerusalén deberían ser negociadas, sino que Carter también expresó la posición de Sadat que reclamaba levantar una bandera árabe sobre el Monte del Templo y una definición de Jerusalén oriental como “territorio ocupado”. Enfurecido, Dayan le dijo a Carter: “Si hubiéramos sabido que Ud. presentaría su posición sobre Jerusalén, nunca habríamos venido aquí. Todas sus posiciones con respecto a los asentamientos son insignificantes en comparación con la crisis que su posición sobre Jerusalén generaría.”. Finalmente, las cabezas frías prevalecieron. Del mismo modo con que se procedió con muchos otros asuntos pendientes, las delegaciones prefirieron anexar cartas laterales a los Acuerdos de Camp David, donde las posiciones de las diferentes partes se podían expresar (sin afectar el acuerdo).   El borrador del marco de Camp David se sometió a 22 versiones diferentes antes de que se finalizaran los documentos que ambas partes acordaron firmar.   Las negociaciones fueron a menudo informales, con grupos de discusión y subgrupos que con frecuencia se alternaban según el tema. El éxito en Camp David fue posible gracias a que la conferencia se mantuvo secreta y aislada del público. A esto hay que agregarle la infatigable determinación desplegada por Carter y el hecho de que haya estado al tanto de los detalles de la negociación permanentemente.

El presidente Jimmy Carter y el Primer Ministro Menachem Begin, 8 de Septiembre de 1978.

Después de la cumbre, surgió un gran desacuerdo entre Begin y Carter con respecto a un posible congelamiento de los asentamientos. El tema estaba relacionado con conversaciones mantenidas el 16 de septiembre cuando Carter le pidió a Begin que este le envía una carta que dijera: “Después de la firma del acuerdo [marco] durante las negociaciones, no se establecerán nuevos asentamientos israelíes, salvo que se acuerde otra cosa “.  Begin no envió a Carter tal carta. Y, sin embargo, Carter insistió públicamente desde el día después de los acuerdos, incluso en un discurso pronunciado frente a una sesión conjunta del Congreso, y durante toda su post-presidencia, que Begin había prometido congelar los asentamientos durante cinco años. Esta disputa pública sobre los asentamientos agregó tensión a la ya existente tirante relación entre Carter y Begin, pero en última instancia no impidió la firma del tratado de paz entre Egipto e Israel.

La firma de los Acuerdos de Camp David representó un logro supremo para la política exterior de Carter e hizo ganar tanto a Begin como a Sadat el Premio Nobel de la Paz. Sadat y Begin querían un acuerdo entre ellos donde El Cairo pudiera volver a controlar el Sinaí y a la vez Israel recibiría el reconocimiento diplomático por parte de la más grande y más importante potencia militar árabe. La aclamación pública por los esfuerzos de Carter fue igualada solo por el desdén y la condena que Sadat enfrentó en el mundo árabe al haber reconocido Israel como un estado soberano y legítimo.

(De izquierda a derecha), Anwar Sadat, Jimmy Carter y Menachem Begin
durante la ceremonia de la firma de los acuerdos de paz entre Israel y Egipto,
26 de marzo de 1979.

El camino que condujo desde la firma de los acuerdos al Tratado de Paz egipcio-israelí fue difícil. Desde octubre de 1978 hasta febrero de 1979, las respectivas delegaciones se reunieron periódicamente en Washington. Poco a poco, los negociadores egipcios e israelíes llegaron a un arreglo donde Israel recibiría una garantía de suministro de petróleo en el futuro. A la vez la obligación de Egipto para con el tratado con Israel prevaleció sobre todos los demás compromisos generados por otros tratados firmados por Egipto. El objetivo estadounidense y egipcio de ligar progreso en la implementación de la autonomía palestina con la normalización de las relaciones entre Egipto e Israel nunca se materializó. Egipto no iría a sacrificar la recuperación del Sinaí por avanzar con el autogobierno palestino. Sadat no iba a permitir que una visión árabe distinta entorpeciera su intención de recuperar su tierra. A fines de febrero de 1979, los asuntos relacionados con la seguridad en el Sinaí permanecían todavía sin resolverse. La revolución en Irán había cortado el suministro israelí de petróleo iraní. Begin exigió que EE UU y Egipto se comprometieran a que el petróleo del Sinaí se vendiera a Israel. Para atar cabos sueltos, Carter retornó a las negociaciones en forma personal. El no permitiría que las negociaciones sobre el tratado de paz, que habían recorrido ya un largo trayecto, se desmoronaran cuando solo quedaban por resolver unos pocos asuntos. En una iniciativa audaz, Carter viajó a El Cairo y Jerusalén, pese a que sus asesores le aconsejaron que no lo haga. Existía el temor de que Carter no regresara con los acuerdos entre Begin y Sadat y tal fracaso tendría ramificaciones políticas domésticas negativas que habrían empañado todo el esfuerzo e incluso perjudicado éxitos parciales que las negociaciones de Camp David ya habían logrado.

Durante su visita en marzo de 1979, Carter convenció tanto a Sadat como a Begin para que ambos aceptaran concesiones. El Tratado de Paz entre Egipto e Israel firmado el 26 de marzo de 1979 fue el primer tratado entre Israel y un vecino árabe que había sido hostil.  Este tratado tuvo una influencia positiva sobre Israel cuando esta llegó a un acuerdo con la OLP en 1993 y cuando después firmó un tratado de paz con Jordania en octubre de 1994. Con las negociaciones y el posterior tratado de paz, Sadat recibió toda la Península del Sinaí además de una creciente hostilidad por parte de los estados árabes por haber reconocido y firmado un tratado de paz con Israel. A su vez, Israel pudo transferir recursos militares y replegarlos hacia su frontera norte y la Cisjordania. El hecho de que los jordanos o los palestinos no se unieron a la propuesta de autonomía palestina para Cisjordania, le dio a Israel vía libre en esos territorios. A falta de un proceso de negociación activo, Israel continuó construyendo y expandiendo febrilmente los asentamientos en los territorios. Después de que se firmó el Tratado de Paz entre Egipto e Israel, los acontecimientos en Irán, Afganistán, asuntos domésticos internos y su campaña de reelección de 1980, disminuyeron la atención que Carter pudo haber dedicado a implementar la autonomía palestina. Cuando la administración Reagan llegó a la presidencia, el enfoque de su política exterior fue en contener a la Unión Soviética. Aunque el amplio esfuerzo negociador de Carter no logró resolver el conflicto árabe-israelí, el tratado egipcio-israelí ha durado al menos cuarenta años. En perspectiva, los Acuerdos de Camp David fueron otro paso intermedio, otro acuerdo de separación tal cual la administración Nixon-Ford había concebido las negociaciones en 1974 y 1975. Los Acuerdos fueron una transacción donde se intercambiaron tierras por paz, pero no lograron transformar las actitudes árabes hacia Israel.

  1. Foreign Relations of the United States, 1977–1980, Volume VIII, Arab-Israeli Dispute, January 1977–August 1978, Document 28, https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1977-80v08/d28
  2. Kenneth Stein Interview with Eliyahu Ben-Elisar, November 12, 1992, Jerusalem, Israel.

  3. United States. Congress Committee on Foreign Affairs, US House of Representatives. Search for Peace in the Middle East Documents and Statements, 1967-1979, Report Prepared for the Subcommittee on Europe and the Middle East of the Committee on Foreign Affairs. Washington: US Government Printing Office, 1979. 159-60. Print

  4. Foreign Relations of the United States, 1977–1980, Volume VIII, Arab-Israeli Dispute, January 1977–August 1978, Document 124, https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1977-80v08/d124

  5. Anwar Sadat interview, Mexican TV, 2 January – Daily Report-The Near East, January 3, 1978.

  6. Foreign Relations of the United States, 1977-1980, Vol. VIII, Arab Israeli Dispute, Document 232,  https://history.state.gov/historicaldocuments/frus1977-80v08/d232

  7. Colin Legum, Haim Shaked, Daniel Dishon (eds.) Middle East Contemporary Survey, Vol. II, 1977-1978, London: Holmes and Meier, 1978, pp. 120-130.

  8. William B. Quandt, Camp David Peacemaking and Politics, Brookings Institution, 1986, pp. 228-229.

  9. Ibid.

  10. Archivos del Estado de Israel, Box/A4314/1.

  11. Ibid.
  12. Harold Saunders Oral Interview, The Association for Diplomatic Studies and Training Foreign Affairs Oral History Project, pp. 133-135, https://www.adst.org/OH%20TOCs/Saunders,%20Harold%20H.toc.pdf

  13. Archivos del Estado de Israel, Box A4314/1 and MFA/69132, https://israeled.org/carter-vance-begin-dayan-camp-david/

  14. Colin Legum, Haim Shaked, Daniel Dishon (eds.) Middle East Contemporary Survey, Vol. III, 1978-1979, London: Holmes and Meier, 1979, pp. 100-103.